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Tío Roberto

Dirigimos el catamarán a la playa al final de la tarde luego de varias horas en el mar impulsados por el viento de diciembre. Apretando hilos para que las velas encuentren su combustible a tiempo para convertirlo en impulso, en giro de 180 grados, en velocidad cuando se llega al mar abierto y hay que competir con las enormes olas. Bajo el piso de tela semitransparente se ve el agua, la ilusión de un río que corre cuando en realidad quién se mueve es la ligera embarcación. Cuando no ayudo con las cuerdas a mi Tío Roberto, al cual mi mamá, mi abuela y sus demás hermanos llamaban Robert con acento francés, alterno bocarriba para ver al viento invisible mover las telas, bocabajo para sentir las gotas que salpican las aspas al cortar el agua, mirando atrás como se dibujan dos estelas y para adelante, a dónde mi tío dirige el timón con sus enormes manos.

Una ola grande nos lleva a tierra firme, empujamos el velero hacía dentro de la playa, y salgo corriendo para subir a mi mirador, llego al balcón y me pongo el walkman, previamente cargado con el casete del Concierto para Violín y Orquesta de Tchaikovski. Mientras las esponjas negras de los audífonos cubren mis oídos, mis ojos miran estupefactos al sol que poco a poco se mete en el mar, para después pintar de rojo, morado y naranja un cielo imposible.

Roberto y su seguridad, si alguien encarna lo que se me presento como Lo Masculino, sin duda era él.

El más alto de la familia, el único de los hermanos con ojos azules y sobre todo con una seguridad difícilmente alcanzable.

Al cumplir los 18 huyó del Líbano en donde vivía como una especie de refugiado sin tener ninguna nacionalidad a Canadá, las cosas con su pasaporte no del todo legal se le complicaron y tuvo 24 horas para comprar un billete hacia Haifa, desembarcar en el recién nacido Estado Judío y enlistarse en el ejercito el mismo día de su llegada.

Afortunadamente le toco servir entre la Guerra del Sinaí de 1956 y la Guerra de los Seis Días en 1967.

Mientras tanto en Beirut, mi abuela, sin jamás rendirse en su afán por dirigir la vida de sus hijos, había localizado a una de sus hermanas viviendo en México y de la cual no había tenido noticias en más de 30 años, le había escrito y conseguido una invitación para su primogénito Robert, el cual, la liberarse del ejercito, de nuevo cruzo el Atlántico obedeciendo las instrucciones de su madre.

Es recibido en México por su tía, la cual intenta casarlo con su hija, pero decenas de años después habían abrazado otras creencias. Roberto hábilmente se logra zafar, se acerca a la comunidad y conquista, en una sola cita, a la hija de un banquero. Logrando una elegante boda, tres meses después.

Desde ese día se terminaron las penurias económicas para él, para sus padres y para sus hermanos, que al poco tiempo, en la navidad de 1965 llegaron a la iluminada Ciudad de México para nunca más dejarla.

Robert tiene cuatro hijos, una gran casa con jardín en un barrio residencial y siempre, un enorme Ford Galaxy.

Tiene en su estudio, insignias del ejercito, una vitrina con sus escopetas para ir de cacería y una foto con el mismísimo David Ben Gurion.

Robert fuma enormes puros, nunca cigarros.

Galán de galanes, sus admiradoras de todas las edades lo siguen buscando independientemente de los años que inevitablemente se le van acumulando.

Asientos reservados, siempre con la mejor ubicación en la sinagoga, en las conferencias y en todos los eventos sociales.

Generoso con los suyos, sin ningún tipo de limite, nos adopto a nosotros, sus sobrinos, también como sus hijos.

En el balcón todos los tonos de rojo se van transformando en oscuridad mientras la primera estrella aparece tenue a lo lejos. La música viaja directa del casete a mis oídos, me lleva y me trae por lo que el tío es en mi vida.

Un torbellino masculino adaptado totalmente al mundo de los industriales, socio del mejor club de golf, pidiendo ese pescado a la sal que se mete al horno tan solo después de que Roberto ha verificado su frescura, tocándolo, oliéndolo y mirándolo a los ojos.

En ningún gasto se escatima, si se necesita más, se produce más, no hay limites para quien funda un estado, triunfa en los negocios y es apreciado, pero sobre todo respetado.

Las cenas familiares con motivo de las fiestas son eventos de una importancia suprema. Independientemente de la casa en donde se llevan a cabo, mi mamá y mis tías cocinan desde dos meses antes, apartan el mejor corte de carne, consiguen hierbas y especies desde el medio oriente y hasta la extrañísima hoja melujiye, enviada desde Egipto, llega a la fastuosa mesa.

Todas las mujeres estrenan sin falta ropa y mientras se sirve la comida, hay aceitunas negras y rojas, frescos pistaches y algunas kipes fritas para ir abriendo el apetito.

Llega el llamado al rezo previo al banquete. Todos nos acercamos a la mesa principal, poniéndonos delante de nuestros padres para ser testigos de las bendiciones.

Con un libro en la mano izquierda y una copa de vino dorada en la derecha, el Tío Roberto comienza a rezar, la atención es total. Amen, podemos estar tranquilos, todos tendremos un gran año, comienza la ronda de besos y abrazos, qué no quede nadie sin recibir los buenos deseos. 

Finalmente Roberto se sienta en la cabecera, la soltera de mayor edad le acerca agua para lavar sus manos, ya con todos en la mesa en completo silencio, bendice el pan y podemos comenzar a comer.

Mi abuelo materno murió joven, en Beirut hace muchos años, dejando a Robert el trono, el bastón de mando, una posición asumida por él y aceptada por todos sin rechistar. La cena representa miles de años de tradición, de jerarquía, de orden presentado como cósmico, de leyes escritas que se cumplen a rajatabla como la santidad de los alimentos y de otras muchas reglas no escritas, motor de las relaciones familiares. 

El cielo se ha vuelto negro y las primeras estrellas comienzan a parpadear en una noche sin luna, el agua ha apagado su brillo y la brisa se ha detenido de golpe. Los dos lados del casete de Tchaikovsky se terminan con un crescendo acompañado de los movimientos más rápidos que se pueden hacer con un arco de violín. Me quito los audífonos, escucho las olas llegar a la playa y abrazo el lugar del que vengo y la libertad de poder caminar al lugar que quiero ir.

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Lanzamiento del Libro Yosomos

Yosomos Portada

Mis querid@s lector@s:

Les comparto con gran emoción que ya esta listo el libro Yosomos en papel y en formato digital.

Ya que es un libro que toma su inspiración y título de nuestro blog, me pareció natural comenzar a distribuirlo desde una plataforma en linea.

Aquí les dejo el enlace a la tienda de Amazon en donde pueden adquirirlo:

Yosomos

Gracias a Mónica Schapira por la corrección de estilo.

Abrazos

Descripción del libro:

En el ejercicio de entender la individualidad como algo colectivo y atemporal fueron surgiendo estas historias que hoy, querido lector, tienes en tus manos.

Invente la palabra Yosomos para mi blog http://www.yosomos.com porque resume la idea de que estamos conformados por muchos yos, entre ellos los que hemos sido y los que nos rodean con nombres diferentes al nuestro.

Yos todos, que gracias a la experiencia de vivir vamos incorporando a nuestro ser hasta que ya no distinguimos la separación.

Este libro no se podría llamar diferente y al igual que la bitácora nace primero en Internet. La red de redes sirve como metáfora de la interconexión y la no localidad de la conciencia humana.

Buena lectura, buen viaje.

Les dejo también la primera reseña escrita por Amira Valle

5 Estrellas

Formato: Edición Kindle
Este libro invita a releerlo para poder apreciar toda la riqueza de la prosa, ya que no es solamente la idea y el concepto que presenta, sino también todas las sutilezas y la riqueza del lenguaje que nos ofrece en cada oración.
Nos presenta la propuesta de que Dios está en cada uno de nosotros, que nosotros somos y fomamos parte de esta divinidad, la cual no es exclusiva de ninguna religión. Esta idea es completamente compatible con la propuesta budista de que todos tenemos la naturaleza búdica dentro de nosotros y que nuestro objetivo es actualizarla, aunque es una propuesta sumamente radical desde el punto de vista judeo-cristiano, muy valientemente expresada en labios de otros grandes sabios, como el rabino Samuel, de la tierra natal de tus ancestros.
A través de cada uno de los personajes y la intimidad que nos ofrece a través de Pe, el autor nos da una gran cercanía; como estar hablando con un viejo amigo de toda la vida.
Dentro de cada personaje, nos presenta una gran riqueza histórica, filosófica y poética, en frases que pueden pasar desapercibidas en una primera lectura.
Podemos realmente vivir como nuestras la herencia judía y árabe, mezclada con la coincidencia de nacer en un momento histórico tan controvertido e intenso en México. Toda esta herencia conjugada en el nacimiento de Pe, no pueden más que aportar este caleidoscopio através del cual cuestionar la naturaleza de nuestra existencia, a través del cual te haces las preguntas más profundas y trascendentes que todos nos hemos hecho alguna vez ¿quiénes somos? ¿cuál es nuestro lugar en el universo? ¿cuál es nuestro propósito en esta existencia?
La respuesta que nos presenta David Grinberg, «Yo somos», es clara y artísticamente presentada.

Safed

Entre la niebla y lo empañado del parabrisas del Tsuru gris era casi imposible ver el camino.  Rossana, la copiloto, tenía que limpiar a cada rato el vidrio con unos Kleenex que estaban por terminarse. Llovía mucho por la carretera que va de Xochimilco a Oaxtepec, algo normal en el verano mexicano, lo extraño más bien, era que ese camino nos llevara a Tzfat.

Safed o Tzfat es una ciudad en la Galilea famosa por sus grandes cabalistas, durante cientos de años ha sido considerada un centro místico. Jackie le llamaba así a la casa que albergaba el Instituto Nacional para el Estudio de la Consciencia (INPEC) el cual dirigía aunque no tuviera a nadie a su cargo  y también era uno de sus dos lugares de residencia.

– Allá están los puestos de quesadillas.

-Por fin.

Bajamos del coche algo mareados y corrimos a refugiarnos de la tormenta bajo el techo de asbesto ennegrecido por el carbón del anafre. Del Renault 12 se bajaron Jackie y su segunda esposa Tere que ya nos esperaban.

Abrace a mi hermano como si nos hubiéramos encontrado en la punta del Himalaya.

– ¿Cuatro caldos de hongos para empezar?

-Si señora por favor.

Y como buenos Grinbergs nos dedicamos a comer y a hablar en buenas cantidades.

-Aquí les pongo las de Cuitlacoche con queso y las de flor de calabaza.

– Gracias. Ah y unos tacos de cecina también.

Bueno, hablábamos todos menos Tere que estaba de un humor infernal.

Mientras comprábamos alegrías a un vendedor de dulces artesanales las nubes se fueron por completo.

-Vamos a tener que bajar caminando, con tanto lodo los coches no van a llegar.

Entonces Jackie que no podía soportar el ruido del silencio de Tere propuso una meditación.

-Caminamos hasta Tzfat, son como veinticinco minutos, esta prohibido hablar, se trata de sentir cada una de nuestras pisadas en cada parte de los pies, pensar solo en nuestros pasos. Concluyo mirando a Tere  – Ni una palabra.

Nos adentramos en el mínimo sonido de nuestras pisadas sobre el bosque hasta que llegamos.

Dentro de una sencilla obra estaba un estudio con una máquina de escribir portátil, una sala para dar clases o meditar y una pequeña habitación.

Afuera Jackie había construido un ingenioso sistema para recoger el agua de la lluvia guardándola en una enorme cisterna. Estaba tan bien hecha, que cubría todas las necesidades del año.

–       Vengan les voy a enseñar la torre.

Bajamos el empinado jardín hasta llegar a una torre redonda hecha de piedra.

–      Siempre soñé con construirle un castillo a Estusha mi hija, así que dibuje esta torre y se la di a un maestro para que me la hiciera con las piedras que hay por aquí cerca del río.

Así era o es mi hermano mayor, parecía que todos los obstáculos que hay entre pensar algo y hacerlo simplemente no existiesen o al menos no tuviesen ninguna importancia.

Rossana y yo estábamos encantados mientras que Tere se había quedado lejos, del otro lado del terreno.

–       ¿Quieren conocer un lugar mágico?

–       Claro. Conteste

–       Todavía más. Dijo Rossana

–       Vengan

Bajamos los tres hacía el río que corría debajo de Tzfat, lo cruzamos haciendo un camino de piedras y caminamos en medio de la espesa niebla, hasta que, dejando atrás el espeso bosque llegamos a un llano.

-Ya estamos aquí. Ahora les toca descubrir porqué es mágico.

Miramos en todas las direcciones, la verdad es que entre la niebla, los árboles milenarios y la poca luz que le quedaba a la tarde era difícil ver algo que no lo fuera.

Pero sabíamos que había algo más. Rossana descubrió el primero, luego me di cuenta que todos eran iguales, no había ninguno de tres hojas.

–       Todos los tréboles tienen cuatro hojas ¡ Todos!

Esta entrada fue publicada originalmente en yosomos.com el 21 de octubre de 2009

Rita en la ONU Cantando por la Paz

Queridos lectores:

Desde la Asamblea General de la ONU, un concierto de música del mundo con la cantante israelí Rita, acompañada de  virtuosos interpretes.

En primer lugar el concierto es hermoso, aunque lo más sorprendente es la tribuna «tomada» con instrumentos musicales y una voz privilegiada.

Les comparto el espectáculo y sobretodo la alegría de ver cómo el arte es capaz de demostrar a todo el mundo que la paz es posible.

En palabras de Rita: «Somos parte de un todo y cuando cualquier ser humano es lastimado, todos lo somos»

Les dejo dos enlaces y unos abrazos

Se pueden saltar los discursos del principio

Rita desde la ONU

 

Feliz Fuerza Vital

Querid@s lector@s:

Se termina un año lleno de profundos cambios y aventuras para nuestro Proyecto Yosomos.

El regreso de la familia a México, la publicación de artículos científicos, el inicio de las aventuras de Pe, los recuerdos del Cuaderno de Notas y  los viajes con los talleres 1 y 2 del Teatro Cuántico me dejan con una sonrisa al mirar hacia atrás.

Aunque lo mejor ha sido sin duda conocer y compartir con tanta gente luminosa. A tod@s ustedes muchas gracias por leer, comentar, venir a los talleres, colaborar y sobre todo por estar dispuestos a soñar despiertos.

Para el próximo año planeamos más viajes, más publicaciones, una obra de teatro  hecha con personas con capacidades diferentes, talleres para jóvenes y adultos, estrecha colaboración con proyectos amigos y todo lo que permita la ampliación de nuestra consciencia basada en la experiencia de ser y estar.

Hace menos de un mes en Los Cabos de Baja California, una viajera del Teatro Cuántico se acerco a mi para regalarnos generosamente unos resúmenes de libros de Jacobo Grinberg Zylberbaum hechos por ella hace algunos años por encargo de una editorial.

Hoy queridos lectores compartimos el primero de ellos elaborado por una nueva amiga de estas paginas. Se trata de Claudía Sánchez Musi a la cual le agradezco mucho su colaboración.

Se trata del resumen de uno de los libros de ficción de Jacobo, aunque hay quién considera que no se trata estrictamente de ficción, todo depende del cristal con que leamos.

Que lo disfruten, felices fiestas  y mis mejores deseos para ustedes y sus familias en el 2011.

David Grinberg

El alma humana va evolucionando y a través de las diferentes encarnaciones que tiene se le da la oportunidad de experimentar diversas aventuras que lo llevarán a la expansión de la conciencia, a la conciencia de unidad y en el mejor de los casos a percibir le ser multidimensional  aquel que es consciente de cada una de sus vidas integrando la experiencia y enseñanza de cada una de ellas. Esta obra está dirigida a cualquier persona interesada en el tema de la reencarnación. Así como a todos los que somos fans de lo que el brillante y hermoso cerebro de Jacobo tiene para nuestra propia evolución.

Claudia Sánchez Musi.

Resumen del libro:

“La fuerza vital del cielo anterior”

de Jacobo Grinberg-Zylberbaum

«El personaje principal de esta obra es un Ser exiliado en un planeta remoto y oscuro llamado Tierra. Fue exiliado por haber querido violar la zona prohibida del universo. Lleva once vidas las cuales son relatadas a lo largo de la obra. En cada una de las vidas se encuentra con seres que le ayudan en su crecimiento así como en su evolución para en algún momento poder regresar a su lugar de origen. Un lugar en el universo lleno de amor y armonía.

Capítulo I. Andrómeda. Yo Creo.

El autor comienza a relatar esta vida la cual al parecer es la primera ya que no tiene recuerdos de otra anterior. En esta vida su misión es la de expandir su capacidad de amar. Nació junto con su alma gemela y ambos han sido entrenados para permanecer en un estado de meditación. La comunicación que tienen es telepática. Como prueba de su amor el personaje y su alma gemela deciden cruzar a otro lado del planeta y es así como en su próxima vida reencarnan en la tierra.

Capítulo II. India. Yo Soy.

El personaje conoce a su alma gemela en un mercado,  tres semanas después se casa con ella (Soraya). Tienen ocho hijos y una vida tranquila  hasta que mueren quemados todos menos el personaje principal que sobrevive. Los últimos cinco años los vivió en silencio, en una profunda meditación.

Capítulo III. Egipto. Yo Tengo.

En esta vida nace con un gemelo (éste es su alma gemela), nacen como hombres. Fueron esclavos del faraón, Moisés los liberó de la esclavitud y lo

siguieron en un camino que los llevó a cruzar el monte Sinaí. La gente comenzó a matarse entre sí y su vida terminó siendo asesinados.

Capítulo IV. Japón. Yo Pienso.

El personaje nace siendo un “Señor de la guerra”, su vestimenta es una armadura y un casco, es un Samurai, violento y agresivo. Siempre tuvo la sensación de extrañar a alguien y cada vez que intentaba recordar se encendía en ira sin razón aparente. En una ocasión se topo con un contrincante, estaban a punto de iniciar una batalla la cual paró en el momento en el que se miraron a los ojos. A partir de ese momento en vez de ser su contrincante se convirtió en su maestro.

Capítulo V. Tibet. Yo Siento.

En esta vida el personaje se dedica a labrar el campo. Conoce a Milarepa un guía espiritual que caminaba sobre el agua, se reunía con él y algunos amigos para escuchar sus enseñanzas. Milarepa le enseñó a sentir.

Capítulo VI. Jerusalén. Yo Quiero.

El personaje pertenece a la tribu de Levy y se dedicaba a impartir las enseñanzas del templo. Vivía con Miriam su pareja, se amaban mucho. Tuvieron una hija llamada Esther. A pesar del amor que sentía por su esposa e hija tuvo que dejarlas para seguir a Joshua el hijo de Dios. Él se dedicaba a escribir todas sus enseñanzas así como las experiencias que vivió estando cerca de Joshua. Todos esos manuscritos los enterró en una cueva. Posteriormente Joshua fue crucificado y el personaje pasó los últimos días de su vida en la India.

Capítulo VII. India. Yo analizo.

En esta vida el personaje principal reencarna como mujer. Tuvo una vida muy dura, fue violada en repetidas ocasiones. Un día esta mujer conoce a un hombre que la ayuda mucho y le muestra que su vida era un aprendizaje y que ella debía analizar el significado de todo lo que le había sucedido.

Capítulo VIII. Polonia. Yo Equilibrio.

En esta vida el personaje vuelve a reencarnar en mujer, se dedicaba a estudiar la Torá. Se casó. Comenzó a tener visiones de otros mundos éstas visiones la llevaron a enfermarse, es así como termina su vida.

Capítulo IX. Francia. Yo Deseo.

En esta vida nace como hijo de aristócratas. Siempre fue rechazado por su madre, tenía un hermano y éste era su consentido y  el predilecto. Ella se dedicaba a hacer diferencias entre ellos. Por esta situación se odiaban y él estaba lleno de celos y envidia. Cuando tiene veintiún años su padre muere, al poco tiempo de este suceso encuentra a su madre en la cama de otra mujer besándose. Las cosas se complicaron y las mujeres decidieron mandarlo encarcelar por todo lo que él sabía, así, fue sentenciado y murió en la horca.

Capítulo X. Safed. Yo veo.

En esta vida el personaje se llama Daniel. Al igual que en su vida en Polonia en esta se dedica a estudiar la Torá. Conoció a Ari un maestro espiritual y decidió estudiar con él y convertirse en uno de sus doce discípulos más cercanos. Entre las enseñazas que tuvo aprendió a recordar sus vidas pasadas.

Capítulo XI. Rusia. Yo Uso.

En esta vida el personaje es uno de los hombres que inicia la revolución de 1905 junto con Vladimir Ilich quien adoptó el seudónimo de Lenin. El personaje va a prisión y al salir se reúne de nuevo con Lenin en 1917. Juntos construyeron el socialismo soviético. Al subir Stalin al poder  fue arrestado y fusilado.

Capítulo XII. México. Yo Se.

En esta vida, la última que el autor relata el personaje nace en México. Vive con la sensación de poseer un cuerpo con un supraconsciente asociado a la luna. Con el tiempo se llena de resentimientos y se da cuenta de que lo único bueno en su vida es Katya con la cual se asume absolutamente dependiente. Ella no quiere vivir con él sin embargo hacen el amor y él se pierde en ella. En este capítulo no solo relata sus sentimientos hacia Katya, también escribe algunos poemas que tienen que ver con ese amor, con la mujer, con el deseo. Al final se encuentra con una gran sorpresa. Katya es Miriam. Él comienza a evolucionar como ser humano aceptándose y apreciando las experiencias que le brinda la vida. Se da cuenta que ya no hay diferencia entre esta vida y las demás. La Conciencia del sentir es la misma.

Resumen elaborado por Claudia Sánchez Musi

Dos Amigos

Dos amigos

He contado de la familia en estas paginas digitales, pero hoy quisiera escribir de los amigos. Escojo a uno como pudiera escoger a muchos otros. La verdad, no se muy bien la razón por la que se trata de Leonardo Cohen. A parte del cariño que le tengo, quizás se deba a que desde que tengo memoria ha estado muy cerca de mi o a lo mejor se debe a la intensidad de nuestras experiencias, las cuales aparentemente fueron vividas con enorme tranquilidad.

La historia inicia en donde comienza mi recuerdo, en una clase de preescolar, en la que un niño especialmente flaco y con lentes se comía el azúcar glas que sobraba del sobre para espolvorear los panques Suandy.

–              Me llamo Leonardo como el pintor italiano, mi papá también es pintor.

Estas son las primeras palabras que le recuerdo. Y luego en la primaria nos mirábamos sin hacernos caso, como si estuviéramos agarrando fuerzas para lo que vendría después.

–              Leo trae un listón negro y dice que no durmió toda la noche por estar llorando.

–              No es para menos, mataron a John Lennon.

–              Un fan, lo oí decir que lo admiraba mucho, que esta arrepentido.

–              Afuera de su casa.

–              Si, con una pistola.

–              Y Leo ¿Cómo esta?

–              Queda claro que no es John Lennon, pues sigue vivo.

–              Que simpático.

De pronto advertí que Leo Seguía ahí y yo podía compartir la música que me prestaban mis hermanos mayores con alguien que además veía todos los días. Y durante la secundaria nos quedamos meses sin salir el patio por cantar a Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Oscar Chávez, Los Beatles, The Who, Van Morrison  … Eran los ochentas pero nosotros vivíamos el rock con un retraso de veinte años, era Polanco pero escuchábamos a la Nueva Trova.

Entonces Leo -de unos trece años- escribió una obra de teatro acerca de la guerra fría. Su personaje era por supuesto El Rojo y  yo El Azul, la historia acababa en explosión nuclear. Pero, en realidad hablábamos del odio al otro, al diferente, de lo que puede provocar y de hecho provoca. Sobra decir que Azul y Rojo eran exactamente igual de perversos.

Le costo más de un año, pero al final consiguió que me uniera al Hashomer Hatzair. Un minoritario movimiento juvenil scout, sionista y socialista , de hecho Leo esta por estrenar un video documental con este tema.

Los próximos años mi vida se centrarían en la Shomer como cariñosamente llamamos al movimiento juvenil ubicado en Calderón de la Barca 18 en Polanco. Desde el primer día -a los quince años- comencé a educar. Un niño formando a niños, la mejor de las utopías. Los contenidos eran impresionantes, todo estaba dirigido a la vida comunal. Desde los campamentos, hasta la historia del pueblo judío, los temas estaban salpicados y entendidos desde el fenómeno de la lucha de clases.

Daba igual que casi todos hayamos tenido coche desde los dieciséis o que los crímenes de Stalin especialmente dirigidos a los judíos tuvieran décadas de haber visto la luz. Nosotros éramos socialistas. Los coches servían para recoger y llevar niños a cada uno de los rincones de la inmensa Ciudad de México y la URSS había entendido mal el marxismo. Por lo demás éramos sobre todo antifascistas, nuestra casa o Ken (nido) llevaba el nombre de Mordejai Anilevich, el héroe que levanto las cenizas del Gueto de Varsovia contra la maquinaría Nazi y logro resistir más tiempo que toda Polonia junta. Vivíamos en y para el Ken, dejabamos de lado nuestras demás actividades y deportes para entregarnos a la causa del Kibutz y la Paz y estábamos afiliados a “Paz Ahora” el movimiento pacifista israelí que acabo con la primera Guerra de Líbano.

Aunque la verdad de las cosas es que estábamos ahí porque éramos inmensamente felices. Teníamos todo lo que un adolescente puede pedir: amigos,  amores, sexo, fiestas, danza, teatro, música, nuestro propio periódico y nuestro propio método de aprendizaje y enseñanza. El mundo cabía en aquella casa, de hecho no había algo más afuera o mas bien no queríamos que lo hubiera.

Estuvimos juntos en el Kibutz Gaaton en la Galilea durante casi un año. A Leo y a mi nos toco trabajar en la plantación de kiwi. A parte de recoger la fruta y podar, nos toco plantar decenas de nuevos árboles en un terreno rocoso y salvaje que limpiamos desde el principio. Los kiwis son árboles diseñados por el hombre gracias a la poda y a unos cables que los sostienen, en su estado salvaje la planta es una enredadera originaria de China.

Volvimos a México e irremediablemente crecimos en edad y nos despedimos de la shomer, aunque a algunos se nos quedo pegada en la piel me parece que para siempre.

Entonces empezó nuestra vida separados, Leo se fue a estudiar a la Universidad Hebrea de Jerusalén Historia de África, maestría en Religiones Comparadas, doctorado en Historia y con los años se convirtió en uno de los pocos estudiosos del cristianismo de Etiopía entre los siglos XVI y XVII. Los cristianos en aquel país africano han sido una minoría casi siempre oprimida.

A Leo siempre le gusto investigar sobre los “otros”, quizás creo yo, para encontrarse en los demás por más alejados que estén de su propia realidad, para demostrar acaso que cualquiera puede estar de un lado o del otro del poder con enorme facilidad y para decir que los personajes Azul y Rojo de aquella obra juvenil pueden llegar a ser exactamente iguales. Ahora mismo vive en Roma invitado por una renombrada universidad italiana para seguir con sus estudios de post doctorado.

Nos hemos visto en contadas ocasiones: en la boda de Chava su primo y mi gran amigo, en Madrid junto con Marcos -otro gran amigo- acompañando ambos a Leo en la producción de su documental sobre la Shomer de México y en Barcelona hace unas semanas en donde nuestros respectivas familias al fin se conocieron.

Como si nada hubiera pasado, como si de pronto el tiempo se comprimiera junto con el espacio que compartíamos, pasamos la mañana en un parque, comiendo pan y embutidos, hablando de todo y sobre todo de nada, disfrutando del sol del fin del invierno y riéndonos sin parar de cualquier cosa. Me encontré con Leo pero estaban presentes todos los demás. Estábamos en Barcelona porque en algún lado se ha de estar, aunque los jardines de La Tamarita eran también el Parque del Reloj.

Colegio Tarbut

Colegio Tarbut

Yosomos también 15 años de escuela entre la Cervecería Modelo y la Fabrica de Chocolates Larín.

Dentro de la estructura de cemento llevamos todo este largo periodo de tiempo.

Aunque nos dejan visitar a nuestra familia, la noche no es suficientemente larga para reponerse.

Los pantalones marca Topeka hechos de mezclilla acartonada nos raspan las piernas y las rodillas necesitan además de un parche que se pega con el planchado y cuya textura de plástico nos hace sudar.

A mi hermano lo invitan a buscarse otra escuela a los siete años por haber reprobado una materia.

A mi amigo lo expulsan por inexplicables problemas de conducta posteriores a la muerte de su madre.

A mi me dijeron que no podría escribir nunca nada con tan fea letra.

A todos nos dicen, todo el tiempo, que estamos en la mejor escuela, que tenemos que estar a la altura, que la carrera, el dinero y el éxito se consiguen siguiendo siempre sus reglas.

Nuestra educación esta en las mejores manos, del joven Estado de Israel vienen los nuevos hombres y mujeres a enseñarnos como enfrentarnos a todo. La pólvora de las guerras de Yom Kipur y del Libano aún les manchan los dedos y sobre todo la memoria.

Somos en cierto modo sus hijos, pero también quieren que seamos sus soldados mientras la atmosfera se llena de un olor a Chocolate Almonris, no a Tin Larín, no a Cerveza Corona y yo ya no puedo pensar.

Somos del mismo pueblo, unos luchamos y otros pasan los domingos en el deportivo ¿No se sienten culpables?

Somos el primer beso, el mejor amigo, el enemigo jurado, la primera decepción.

Somos el auditorio que no se puede usar después del temblor de 1985 pero por el que me cuelo con la más religiosa de la clase a buscar autentica agua sagrada.

Somos la última generación que crece sobre cemento, la próxima florecerá sobre la hierba fresca de Cuajimalpa.

Pero somos los que trascendemos todo eso, los que escribimos obras de teatro en el recreo, los que descubrimos el poder unificador de la danza y de la música.

Somos los maestros que nos llevan a los tiempos bíblicos, al país de Alicia, a Waterloo y de regreso a la Gran Tenochtitlan.

Y gracias a ellos también Aura, Génesis, Rayuela, Los Amorosos y Cien Años de Soledad.

Estudiamos biblia sin religión y los ateos no entienden para qué y los creyentes tampoco.

Suena la campana y leemos el Popol Vuh mientras comienzan los olores del sincretismo clarividente y contagioso.

Se escucha la sirena, es una evacuación, salimos en filas al jardín del Hospital Español, tenemos miedo. No sabemos si es otra bomba o si alguien no quiere presentar un examen. Somos ajenos, ni israelíes ni mexicanos ¿Qué somos?

Volvemos a clase, suena el acordeón y cantamos hasta la hora del lunch. Compramos sopes, arroz con mole, zanahorias y  jícamas con chile y limón. Saco mi torta de Salami Fud con queso en pan de Elizondo, mientras tomo agua de Jamaica todavía fría de mi termo.

Abrimos los ojos. Se acabo. Tenemos canas, hijos, matrimonio, divorcio, panza y algunas arrugas en los ojos. El Teatro Cuántico Condensado termina su ejercicio principal.

Nos abrazamos y cantamos. Estamos aquí 23 años después. Vivimos en la extensión de la extensión de la inmensa ciudad de México o más lejos aún a donde también nos la llevamos.

Es el pasado, ni mejor ni peor que el de los demás, simplemente él nuestro.

Estoy feliz de verlos, gracias a todos por venir a hacernos este regalo.

Los Participantes del Teatro Cuántico Condensado

Literal Amor a la Camiseta Original

Organizadores: Halina y David

Munich 2008

Munich 2008

El día que termine un trabajo de ventas que me daba suficiente dinero para vivir en la carísima Barcelona, acompañado de dosis elevadas de stress sobre todo por fingir durante mucho tiempo ser el que no era, recibí un peculiar correo electrónico:

Hola a todos Estoy buscando alguien que le apetezca viajar conmigo a Munich el día 26 de junio de este 2008 al festival Tollwood en Munich ,llevo mis 3 espectáculos de calle pues: salida el jueves 26 de junio , llegada el 27 festival el 28-29-30 de junio y 1 de julio, vuelta el 2 , llegada a Barcelona el 3….naturalmente , hoteles , comidas y diversión aseguradas corren a mi cuenta …el itinerario seria salir de Barcelona hasta casi Estrasburgo , y por Alemania a Munich, ídem a la vuelta ….si estáis en camino !?

Besos a todos

Adrián Schvarzstein

Un saludo Adrián:

¿Y qué hay que hacer para ganarnos el premio de acompañarte?

David

Hola David , normalmente , a parte de evitar que me duerma mientras conduzco y soportar la música barroca, pues nada mas …

Saludos desde Noruega.

Adrián

Pues me voy contigo

David

Y claro, quedamos en ir.

Yo había conocido a Adrián en su Circus Kleismer unos meses  antes y se había ganado mi admiración.

El día de salida llegue temprano a su casa en Barcelona y llenamos una camioneta grande con un montón de cosas para tres espectáculos que entonces ni siquiera había visto, resaltaba una cama con ruedas, pedales y volante y un Organillo de casi 100 kilos de peso.

Pusimos en el GPS una dirección en Munich, y empezamos a recorrer los 1,397 kilómetros que nos separaban de nuestro destino.

Lo de la música barroca era verdad, aunque se trataba de más que eso, la emoción con que Adrián recibía, cantaba y actuaba las grabaciones durante todo el camino era contagiosa.

Pasamos la frontera a Francia y no paramos hasta llegar a Alemania luego de 12 horas de camino. Dormimos en un mini hotel en una pequeña ciudad y en la mañana nos dirigimos a Munich.

Tomamos una autobahn sin limite de velocidad, y en unas cuantas horas estábamos a 30 kilómetros de nuestro destino. Pero entonces los BMW y los Mercedes que no dejaban de rebasarnos pasaron de 200 a 0 kilómetros por hora.

Simplemente estábamos frente a una cola interminable de coches y trailers. Pasaron casi tres horas sin avanzar y sin enterarnos que estaba ocurriendo. Fue peor que el periférico y el viaducto del DF juntos y lo paradójico es que nos ocurría en una de los caminos más “rápidos” del mundo.

Adrián tenía que actuar esa misma tarde y estaba claro que no llegaría. Aparte de eso, la desesperación y el hambre eran intensas, la segunda la calmamos con galletas marías que eran parte de la utilería y la desesperación intentamos calmarla haciendo algo: nos salimos de la autopista a través de un terreno lodoso, imitando a otros coches. Por poco nos atascamos hasta que llegamos a una carretera secundaría. Sin entender nada, tomamos otro camino que decía Munich, pero los anuncios hacia la ciudad desaparecieron, en su lugar ponían Dachau.

No puede ser, pensé.

Vimos el Mapa y de Dachau a Munich se llegaba, dando una vuelta enorme pero se llegaba, por ello seguimos avanzando, ya que al menos nos movíamos.

La carretera entraba al pueblo por el único camino que pasaba al lado del siniestro campo de concentración de la ciudad, el único que los nazis construyeron en Alemania, los demás estaban lejos de la vista de sus ciudadanos, en la vecina Polonia, aunque se piensa que este campo fue el proyecto piloto de lo que llegarían a ser Treblinka, Auschwitz…

Unas horas después llegamos finalmente a Munich tan solo para preparar los tres espectáculos del día siguiente. El equipo del festival nos recibió muy bien, nos dieron una habitación para cada uno y un folleto con todas las actividades del festival.

A solas en mi cuarto abrí el folleto del festival.

Tolwood cumplía 20 años, y se llevaba a cabo al lado del Estadio Olímpico de Munich.

Entonces entendí.

20 años antes en 1988 era un mochilero de 19 años que viajaba con otros tres amigos por Europa ayudados del Euralpass que nos dejaba subir a los trenes de casi todo el continente. Estábamos en Ámsterdam y comentamos lo siguiente:

–       Tomamos un tren nocturno a Munich, visitamos el campo de Dachau, después pasamos la tarde en Munich y luego en la noche tomamos un tren a París.

–        Nos ahorramos 2 noches de hostal y visitamos Alemania.

A esa edad las cosas se meditan un promedio de 2 segundos, así que todos estuvimos de acuerdo. Llegamos a Munich temprano y tomamos un autobús hasta el campo de concentración, pasamos la mañana conmovidos y tratando de entender: ¿Qué hacíamos en Alemania? Terminamos con Dachau y tomamos el autobús y el metro para llegar a la villa olímpica, visitamos el estadio y ya con toda la tarde por delante salimos a pasear por el parque que rodea las instalaciones deportivas. Un hermoso lago nos llevo a un concierto de música folk en Alemán, todos cantaban y bailaban en medio de un generoso sol de verano. Un espectáculo teatral amenizaba el cambio de escenario, mientras entraba una banda de Rock, con lo que cientos de personas enloquecimos de emoción al ritmo del Heavy Metal. Los cuatro amigos bailamos asombrados de la energía colectiva y de las muchas Alemanias que se nos presentaban en unas cuantas horas. Subí la mirada hacia una improvisada manta arriba del escenario que ponía «Tolwood Festival», claro era la primera edición del festival en el que actuaría Adrián mañana.

El festival fueron días maravillosos, acompañando y ayudando al talentoso Adrián que trabajaba sin parar pasando de superhéroe a dandy y de dandy a gitano bailarín, fue una delicia

Además puede ver dos de los mas hermosos espectáculos escénicos de mi vida, el primero “La Cucina dell’Arte” a cargo del Circus Ronaldo que haciendo acrobacias con pizzas y platos llevaba al publico a un mundo de carcajadas imparables basadas en un humor muy inteligente y en un conocimiento profundo de la tradición circense.

Un día tuvimos unas horas libres y aproveche para pasear en bicicleta, di una vuelta por el Parque Olímpico y por una de las entradas principales al estadio me encontré con el monumento a las víctimas de los juegos de 1972, masacre dirigida a atletas israelíes en suelo alemán a manos de la OLP, fecha clave en el alba de un espiral de violencia que parece no tener fin y costando victimas inocentes a los dos pueblos.

Y de pronto pensé o entendí: estoy en Munich en una de las ciudades europeas más hermosas y avanzadas en todos los sentidos, en un festival ayudando a hacer y viendo el mejor teatro de mi vida, pero no me puedo despegar de la Shoa, ni siquiera del actual conflicto palestino israelí. Y cuándo vine a esta ciudad veinte años atrás por unas horas a ver según mis planes solo lo referente a la Shoa, mis pasos me llevaron también a ver teatro y música. ¿En dónde esta el pasado, el presente y el futuro? ¿Estaba realmente en Alemania o Alemania estaba en mi, mostrándome lo que representa para mi? Hitler, Beethoven, Heisenberg, Einstein, y hasta nuestro Grinberg que significa montaña verde en Alemán. Todos asomando su cabeza al mismo tiempo, todos resaltando su-mi Alemania.

Da la impresión que todo ocurre al mismo tiempo y en el mismo lugar, lo mejor y lo peor, todo entrelazado.

Vuelvo al festival y nos avisan que se cancela el espectáculo porque es el final de la Eurocopa de Fútbol. Alemania contra España. Nadie quiere saber nada de teatro. Resignados Adrián y yo decidimos ir a ver el partido en una pantalla gigante. Mi amigo Schwarstein, nació en Argentina y ha vivido en España, Italia, Israel, Bélgica y de nuevo en Barcelona. Y ahí estábamos los dos, con apellidos judeo alemanes, gritando España, España, por dos razones, la primera porque al hablar español en Europa la gente te convierte en español y porque por supuesto teníamos que ser los únicos gritando algo diferente en medio de mil personas. Estábamos actuando, ya que a ninguno de los dos nos interesa el fútbol.

Y gano España y todos los desanimados alemanes que nos rodeaban se acercaron a felicitarnos.

Último día en Munich y nos consiguen entradas para la compañía catalana colombiana: El Teatro De Los Sentidos, presentando un espectáculo que haciendo honor a su origen te lleva del Cementerio de Los Libros Olvidados hasta Macondo y además a uno por uno pues cada cuatro minutos entra un único espectador a recorrerlo. Se llama “El Eco de la Sombra” un sueño hecho realidad, absolutamente asombroso, sutil y mágico. Creo que nunca he visto algo tan original y literalmente delicioso.

Dentro de unos días tengo planeada la gira por México y por supuesto México tiene planeada su gira por mi interior. ¿Qué nos depara? Solo el tiempo lo dirá. (Por supuesto que quiero contarles todo.)

© David Grinberg Preciado. Barcelona. A 18 de enero de 2010

Y si quieren saber más de todos los amores de este original realizador escénico: la música, el teatro, el humor judío, el clown y los locos, pues los invito a darse una vuelta por su pagina:      http://www.adrianschvarzstein.com/

Buzón de los recuerdos

Hola Amig@s de Yosomos:

Hoy inauguramos el buzón de los recuerdos de Jacobo con una anécdota mía.

La historia empieza en Tel Aviv en donde estudiaba Cine y TV, 1990 el año y veinte otoños mi edad.

Me encontraba preparando un examen cuando sonó el timbre de la casa de la señora mayor con la que vivía. Fui a abrir la puerta y casi me desmayo.

Era Jacobo mi hermano, sin avisar había venido desde México.

Jacobo sin poner ninguna atención a mi asombro me dijo:

-Acompáñame a Jerusalén me esta esperando un gran cabalista que se llama David Toledano.

Mi única respuesta fue:

¿Qué haces aquí?

Pero era Jacobo, mi hermano mayor, así que olvidando mi examen y mi pasmo prepare mis cosas y nos fuimos a Jerusalén.

Nos adentramos en uno de los barrios ortodoxos de la milenaria ciudad, tocamos en un pequeño departamento y nos abrió David Toledano hablando un hermoso Judeo Español.

Jacobo y el gran cabalista hablaron por horas, mientras comíamos galletas y tomábamos café turco.

Estuvieron de acuerdo en que una mente es capaz de influir a otra sin que entre ellas medie ningún sentido físico y sin importar la distancia, también David Toledano le confirmo que la energía y la materia son totalmente intercambiables y no le sorprendió la experiencia de Jacobo al lado de Pachita la gran curandera mexicana.

Salimos de ahí ya tarde y llegamos a la casa de unos amigos en donde pasamos la noche.

Al otro día el movimiento Paz Ahora (Shalom Ajshav), organizaba una manifestación en la que palestinos y judíos tomados de la mano rodearían la ciudad vieja haciendo un enorme circulo.

Y Por supuesto estuvimos ahí.

Fue una fiesta de posibilidades de paz, un acto maravilloso cargado de simbolismo.

Espero el día en que algo así se pueda repetir.

La foto fue tomada ahí.

Todo esto paso en dos días y una noche normales para Jacobo y absolutamente increíbles para mi.

Mientras yo volvía al amanecer del aeropuerto a mi casa de Tel Aviv, Jacobo volaba a la India en donde lo esperaban dos gurús y un físico cuántico.

David G

Jacobo en Israel