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Gracias

El publicar estas páginas desde mediados del 2009 ha marcado un parteaguas en mi vida.

Salir de pronto a decir lo que se piensa, compartir experiencias, poner por escrito cuentos, poemas, anécdotas, recuerdos, inventos, relaciones, viajes, descubrimientos personales y colectivos, ha significado una nueva forma de relacionarme con todo tipo de personas, la inmensa mayoría de ellas, maravillosas.

Conforme pasa el tiempo y se hace un recuento, se descubre a grandes amigas y amigos, los cuales alguna vez fueron desconocidos que se acercaron a leer, para después comentar, contactar y finalmente contribuir al crecimiento de una red que a su vez se entreteje con muchas otras mientras teje lazos de amistad.

Sin importar la plataforma, si escucharon un podcast, vieron un video, leyeron una entrada de nuestro blog, aparecieron en las redes sociales o nos conocimos en alguno de los eventos de Yosomos, los vínculos nacieron y se han visto fortalecidos con el tiempo.

Para el gran director de teatro británico Peter Brook, el teatro solo se lleva a cabo, cuando se tiene al menos un espectador, lo mismo estoy seguro, ocurre con cada ser humano que se ha asomado a nuestro trabajo, en definitiva para traerlo al mundo ayudándolo a nacer, seguir existiendo y motivando más creaciones.

Me debo a mi público, a la comunidad que sin duda ya forma parte de mí y a la cual le debo, en gran medida, mi sonrisa.

¡Gracias!

2 de julio Reconciliación Nacional

La noche de octubre de 2014 en la que en mi propia ciudad, mi propio gobierno decidió golpear y mandar a cárceles de alta seguridad a estudiantes que pedían la aparición de los normalistas de Ayotzinapa pensé que todo se había perdido.

Sin embargo lo que siguió fue más aterrador aún: crisis económica, gobierno espía, corrupción sin límites, jueces y fiscalías inútiles incluso frente a las evidencias más obvias y la cereza del pastel, la ley de seguridad interior que daba el tiro de gracia a la libertad.

Entonces fue el día de ayer y pese a todo, la justicia llegó de manera pacífica a través de las urnas. Y volví a creer en la democracia mexicana y volví a salir a las calles, ahora a festejar, a gritar de esperanza.

Lo que queda será sin duda duro y habrá que obligar a qué se cumplan las promesas en paz, ojalá además lo hagamos juntos.

Pido por México en estas buenas horas para sus instituciones y para sus ciudadanos.

Un Día Dando Clase

Los viernes por la mañana doy una clase en la Ibero de Producción Escénica y hoy parecía que tendría un viernes normal con exposición por parte de las alumnas acerca del Living Theatre.

Después de una presentación en Power Point y algunos videos usados para aproximarnos a esa vanguardista compañía de teatro experimental neoyorquina, las expositoras sugirieron un experimento en el cual a través de ejercicios escénicos se denunciarían situaciones que nos preocupan en nuestra sociedad.

La dinámica puso sobre el escenario no solo graves problemas, si no la desgarradora forma en que nos afectan.

Por si no se habían dado cuenta querid@s lector@s yo pienso que de lo que se trata la vida y nuestro trabajo es literalmente cambiar para mejor esta realidad que además nosotros mismos construimos.

En esta mañana «normal» descubrimos que el teatro y la vida son precisamente para eso y que las vías de comunicación entre ambos están siempre abiertas.

Buen fin de semana.

A continuación unas fotos de The Brig, una histórica puesta en escena del Living Theatre.

01.2

http://the-brig.blogspot.mx/
http://the-brig.blogspot.mx/

Si quieren saber más del Living Theatre les dejo el siguiente enlace.

http://the-brig.blogspot.mx/

Volviendo de Guadalajara

Querid@s lector@s:
El pasado fin de semana el Teatro Cuántico despego desde Guadalajara Jalisco con 15 maravillosos tripulantes a bordo.  Volamos desde el interior de los átomos hasta lejanas galaxias en la nave del juego y el conocimiento.
Muchas felicidades a todos y
Nos vemos pronto para experimentar la segunda parte del Taller de Teatro Cuántico en Guadalajara.
Les comparto unas fotos.

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Desierto, mar y monte.

Desierto, mar y monte.

En la punta sur de la península de Baja California, justo donde se junta el Mar de Cortés con el Océano Pacifico, Cabo San Lucas vigila con su arco el santuario de la ballena gris que venida de Alaska cada invierno, busca estas aguas tibias y llenas de nutrientes para aparearse y parir a sus ballenatos.

Por la ventanilla del avión a punto de aterrizar se dibuja un paisaje de arena, monte y mar turquesa que te enamora a primera vista.

Ya en tierra me recibe Paty Danel, nos saludamos como si nos conociéramos de toda la vida (es la primera vez que nos vemos) y salimos a cruzar el desierto tapizado -gracias a una de las pocas lluvias del año- de una mínima capa verde.

Y los cerros me saludan diciendo nosotros también te conocemos desde siempre.

Vamos al centro de Cabo San Lucas, comemos a unos metros del Arco. Ha comenzado el fin de semana.

En la ladera de un monte. un hotel de ensueño me recibe para descansar y prepararme para los talleres de Teatro Cuántico del fin de semana.

Es sábado y un salón de baile protegido por un techo de palmas y con la mitad del espacio al aire libre recibe al primer grupo de viajeros.

Me llama la atención que ninguno ha nacido en este lugar descrito por todos como tierra bendita. Cada cual por sus motivos dejo atrás su respectiva gran ciudad para establecerse en el desierto, por eso en su mirada de pioneros se nota el placer de mirar a lo lejos, sin fronteras, sin limites.

Despegamos en paz y poco a poco comenzamos a describir la realidad desde un punto de vista completamente diferente valiéndonos de la experiencia posibilitada por el escenario infinito.

A la hora de la comida, ceviche, carne en su jugo y un pastel de sorpresa para festejar mi cumpleaños. La comida se expande, hora y media más de lo previsto, pero a nadie le importa, acabaremos más tarde el taller.

En el cierre Luna Itzel nos regala una canción que nos convierte en el “Tejido y el Tejedor” al mismo tiempo.

Es domingo y estamos listos con el segundo grupo para repetir (aunque repetir es un decir pues el taller es diferente cada vez) Pasa volando el tiempo, oscurece temprano y las estrellas -cuya luz se mete entre las palmas- nos piden participar en nuestros ejercicios.

Rendido e inmensamente feliz, vemos de nuevo las estrellas y me meto a la cama para no dormir repasando lo sucedido en las pocas horas que llevo en este lugar.

Es lunes, camino por la playa y nado mientras el sol me regala sus primeros rayos de luz, hasta que es momento de empacar para volver a Cuajimalpa, mi pueblo a la orilla de la ciudad más grande del mundo.

Vuelo de regreso, aunque dejo y me llevo a grandes nuev@s amig@s.

Gracias y Hasta pronto Baja California.

Atentamente:

Mar, montaña.

Mar, montaña.

Lunes 25 de octubre de 2010

Voy de Valencia a Barcelona, en un tren retrasado en el horario y en el tiempo.

De mi lado derecho el mar se asoma de vez en cuando a saludar, del lado izquierdo alguna montaña se dibuja lejana en el horizonte.

El mar cambiante se ríe de la montaña y ella inamovible suspira mientras el tren, el mar, las nubes y yo pasamos frente a ella.

¿Montaña o mar?

Vas de México a Europa y algo te lleva a trabajar en México, vas de España a México y algo te lleva a trabajar en Valencia.

Tantas olas, marea, espuma para volver al mismo lugar.

De pronto la montaña me sonríe:

-Quédate conmigo sin moverte, deja que los pájaros vayan y vengan mientras nosotros miramos quietos, silenciosos, firmes, arraigados.

Es lunes después de un fin de semana maravilloso en los cuales gracias a la invitación del Varanasi Ashram tuvimos la fortuna de despegar dos veces la nave de la segunda parte del Taller de Teatro Cuántico Dos.

Meses de reflexión por encontrar la forma de transmitir lo sutil a través de algo un poco tangible llegaron a buen puerto precisamente en el Puerto de Sagunto en la Comunidad Valenciana.

En el taller hablamos del mar aunque solo se puede mostrar la montaña, sin embargo el escenario se convierte en una playa junto a un acantilado en donde al menos llegan las olas de aquella inmensidad.

Mi corazón sonríe cuando se  da cuenta que Swami Rameshwarananda Guiri Maharaj se ha convertido en mi amigo entrañable y hasta imprescindible.

La noche del viernes nos fuimos a cenar, Swamiji (Como le llaman al Swami de cariño), Durga, Vasuveda y yo.

Un restaurante en la montaña con delicias italianas sirvió de marco para contarnos todo lo sucedido en estos cuatro meses que teníamos de no vernos. Celebremos la alegría de estar vivos y  juntos, hablamos de educación, de unión entre religiones, de México, de España, de esta maravillosa lengua que compartimos, de seguir colaborando…

Hablamos de mi hermano mayor, de cuando hace muchos años, se conocieron en Madrid y de como durante años Swamiji practico la “Meditación Autoalusiva” propuesta precisamente por Jacobo, me contó también de la influencia del trabajo de Grinberg Zylberbaum a lo largo de su propia trayectoria como educador de ya varias generaciones.

Yosomos esta como todos saben inspirado en la vida y obra de Jacobo e imagine que pensaría él de esta aventura conjunta entre dos proyectos que hasta hace pocos meses no sabían ni siquiera la existencia uno del otro.

Seguro le daría primero mucha risa, para después quedarse hablando toda la noche, por ejemplo, de la No Localidad de la mente humana.

Sentía orgullo, también responsabilidad, mañana se cerraría el Taller de Teatro Cuántico con la segunda parte, con la propuesta de experimentar también la Teoría Sintérgica, con la premisa de subir al Yo al escenario.

Me cuentan de su proyecto Templos 24 Horas en Valencia de conocimiento y unión entre las religiones.

Octubre es el mes del judaísmo y para noviembre la Comunidad Israelita de Valencia pasará la estafeta a los representantes del Islam en la ciudad.

En un mundo cada vez más dividido, dentro y fuera de países y cultos, un trabajo intenso por resaltar lo que nos une, por hacerlo más importante que las aparentemente insalvables brechas me parece urgente, plausible y sobre todo esperanzador.

Hable de los pormenores de mi llegada a México, destacando los logros, los planes, pero también los obstáculos y los retos inmensos a los que nos enfrentamos para continuar con el Proyecto Yosomos desde mi país.

Un delicioso pastel de chocolate cerro la velada.

Regrese a mi hotel para no dormir, para repasar el taller, la cena, las instrucciones de los ejercicios, los videos, las explicaciones…

Amaneció el sábado, desayune pan con tomate, jugo de naranja, queso fresco y café, metí lo necesario en la maleta y nos fuimos al taller.

Conecte la computadora a la TV y al sonido mientras llegaban los viajeros y con ellos los abrazos y la alegría de vernos otra vez.

Llego también Swamini Madhavananda Moyee Giri (Mataji ) muy entusiasmada por volver al escenario y para honrarnos con su presencia a bordo.

Poco a poco fuimos entrando a la magia de la escena, a los misterios de la materia, la masa, la energía y el observador no local del teatro de La Realidad.

–       Estos talleres que impartes son únicos pues encienden los dos hemisferios cerebrales de manera simultanea.

Me había dicho un amigo y a mi me encanto la idea para reforzarla aún más en esta segunda parte.

Usamos disfraces, vestuario, maletas, juguetes para acompañarnos en nuestra aventura.

Estábamos llegando al final del viaje sabatino, faltaba solo el último ejercicio, el más complicado y arriesgado, pensado precisamente para cerrar con broche de oro dieciséis horas que componen la intensidad de dos talleres

“Acción” dije y no había vuelta atrás, contenía la respiración hasta darme cuenta que estaba saliendo mejor de lo que esperaba. Lagrimas de emoción empezaron a aparecer, nos contagiamos, habíamos llegado a aquel lugar fuera del tiempo y el espacio en dónde reconocíamos nuestra esencia, estábamos ahí gracias al poder del teatro y no habíamos salido de la sala.

Durga me había escrito hace unas semanas para pedirme unos diplomas para los participantes. La petición me tenía muy entusiasmado y me devolvió la confianza en mi propio proyecto.

Gracias a todos los que pidieron su diploma, fue un honor para mi entregarlo al final del taller a tan destacado reparto.

Aterrice en mi hotel a darme el mejor de los baños, luego un tradicional kabab precedió unas muy buenas horas de sueño reparador.

El domingo mismo desayuno y ahora los nervios por la segunda función.

Salió todavía mejor, la generosidad, talento y entrega de los participantes provoco un “salto cuántico” de profundidad acompañada de mucha diversión.

Gracias a los viajeros de los dos días por permitirme transmitir, gracias por abrir su corazón y aceptar la invitación a este encuentro de arte, ciencia, reflexión y alegría.

El tren acelera mientras el mar se acerca a mi derecha y la montaña se aproxima a mi izquierda. Cierro los ojos  y me pregunto ¿ Qué hace este mexicano, judío, cohen y medio sefaradí, impartiendo un taller a miles de kilómetros de su casa, para participantes hinduistas vedantas españoles invitado amablemente por un amigo Swami?

Sonrío y se que estoy feliz. Abro los ojos cuando el tren sale de un túnel mientras el mar se acerca a la ventana derecha y la montaña se aleja por la izquierda.

–       Próxima estación…

© David Grinberg Preciado 2010

Doble Rendija

Querid@s lector@s

Con agradecimiento por escribir estas bellas lineas les comparto el diario de viaje de una participante del Teatro Cuántico en Coyoacán: se trata de nuestra nueva amiga Nicté Bustamante, antecedida por una foto que de existir las casualidades ilustraría precisamente al experimento de la «Doble Rendija»; en la cual posa mi querido hermano Dan Grinberg Preciado. Gracias a él y a todos los que volaron con nosotros.

«La doble rendija

Nicté Bustamante (@Nykte)

30 de Septiembre, 2010 

Como partículas dispersas, habitamos el campo infinito de las posibilidades, nos ajustamos a los espacios y congeniamos en algunos fragmentos en donde nos detenemos para obligarnos a observar que el espacio tiempo se encuentra aparentemente detenido.

Es fundamental saber qué somos y si existimos. Sin embargo la pregunta más importante sería ¿qué somos? y ¿cómo existimos? Podemos definir la materia como algo estrictamente cierto que se manifiesta sin lugar a dudas. Pero que pasa cuando lo que conforma la materia está hecho por una serie de factores relativos que se intentan deducir pero no se logran definir a ciencia cierta, porque no se puede medir. Extraño, ¿no?

La ciencia hoy en día está haciendo una extraordinaria labor para entender el mundo de la cuántica como en el ejemplo del experimento de «la doble rendija» en donde un fotón puede estar en dos sitios a la vez. Haciendo deducir que el tiempo se puede dividir en dos líneas temporales como lo indica David Grinberg. Podemos pensar que la ciencia hoy en día se encuentra en medio de una labor titánica en la que un solo observador puede ser suficiente para alterar un experimento, sin tener razón alguna.

Es fascinante el ver cómo la ciencia ha venido avanzando y creando nuevas teorías que ponen en riesgo teorías anteriores.

David Grinberg nos propone ser partículas, ser fotones y entrar en dimensiones sensoriales, en cada una de sus actividades a lo largo del taller de teatro cuántico. Lo más importante es que nos llena la cabeza con toda serie de dudas, que pueden ir del marco científico al placer de indagar por distintos temas de la física cuántica; hasta el poder abrirte a jugar casi como niño partiendo del despertar de la imaginación que suele transformar todo lo que toca. Brindando un escenario que se confabule con la ciencia para poder ayudar al cerebro a abstraer el pensamiento más allá de lo esperado y cotidiano.

Un agujero negro es la contracción del universo, un universo es la expansión de un agujero negro. Dentro del agujero negro podremos ver contraído el tiempo, pues en este lugar el tiempo que es relativo y no lineal como pensamos, se detiene. Interesante, ¿no? Es decir: si entro a un agujero negro no voy a envejecer ni morir jamás. Y mi mirada femenina de inmediato se pregunta: ¿Acaso venderán alguna crema de agujero negro por ahí?

Lo que es un hecho es que el universo es una enorme palpitación como el corazón, solo que, lo que el corazón realiza en un fragmento de segundo, el universo tarda millones de millones de años en lograrlo; pero si acaso el tiempo fuese más lento podríamos ver cómo palpita como si fuese un corazón.

Imagina que eres una mariposa y tu tiempo de vida es apenas de dos a seis semanas. Evidentemente si te posas en una persona de 80 años, será tanto como pararte en una montaña. Ahora trasladémonos a un agujero negro. El tiempo es completamente relativo para todos ¿verdad? Pues la mariposa nos verá muy lentos a comparación de ella. Y nosotros la vemos sumamente frágil.

Curioso es analizar a partir de la cuántica todo esto que nos plasma Grinberg en su taller. Pero es completamente lúdico hacerlo a partir de nuestra parte kinestésica y cognitiva que tenemos como seres humanos, empleando el teatro a manera de muestrario vivencial de los experimentos cuánticos.

Visita taller de teatro cuántico en https://yosomos.wordpress.com/teatro-cuantico-en-mexico/

Y visita mi página en www.tulugarinterior.com ¡tenemos sorpresas!»

Fotos Cuánticas

Cinco talleres de Teatro Cuántico en México han pasado y todos han sido diferentes ya que se trata de un taller que hacemos sobre todo l@s viajer@s.

Dos en San Ángel, uno en Cancún, uno en Guadalajara y otro más en Coyoacán.

Me siento muy honrado y agradecido por los positivos comentarios y por la experiencia de viajar al lado de tant@s aventurer@s.

Estoy feliz de poder compartir conceptos aparentemente muy complicados, de una manera lúdica y escénica.

También estoy emocionado por los cuatro talleres que vienen: dos en Monterrey, uno en Saltillo y otro más en Torreón. (Por cierto, aún quedan algunos lugares para los cuatro, para inscripciones favor de llamar a Raquel Pérez al 8115729419)

Encuentro a un México vibrante y feliz por despertar de nuevo, por encontrar su verdadera libertad a partir del conocimiento de si mismo y de sus raíces, a su vez conectadas con el resto del mundo.

Los noticieros dicen cosas terribles que sin duda están ocurriendo, pero esa visión del país no es completa. No toma en cuenta la riqueza interior de una mayoría de habitantes trabajando honradamente y muy duro todos los días para que este lugar sea lo que sin duda puede ser, por su situación geográfica, por el poder de su sincretismo, por su belleza, sus recursos, sus posibilidades y sobre todo por su gente.

Estoy teniendo un viaje muy condensado, con muy poco tiempo libre y con puertas que se abren para comunicarme a otras puertas.

Querid@s l@ctor@s, se que les debo muchas historias y pienso que pronto tendré tiempo de compartirlas acá en http://www.yosomos.com,  por ahora pido a los que ya viajaron en la nave del Teatro Cuántico en México y en Barcelona, que se animen a ilustrar con sus comentarios las siguientes fotografías de nuestros talleres:

En San Ángel acostumbrandonos a la incertidumbre, en un taller organizado por Paola Leal y Alicia Alva.

En Cancún invitados por Circulo Aureo

Agustín de San Juan Chamula Chiapas a la izquierda, después de experimentar el Entrelazamiento Cuántico nos dijo en Cancún:

– Ya entendí, lo piensas y ya es.

Un baño de viento en el asombroso Caribe Mexicano

El Teatro Cuántico en Guadalajara, invitado por Buscadores de Sabiduría.

El taller volando sobre Coyoacán

El Grinberg de las Galaxias

Hay casas unifamiliares, también multifamiliares ¿Pero habrá familias multifamiliares? ¡Vaya redundancia!

El punto, es que si las hubiera, la mía sería una de ellas.

Para muestra, déjenme les presento a los hombres de mi familia (A las mujeres ya les llegará su turno)

Aclaro que todo lo que escribo es desde mi relativo y limitado punto de vista.

Seis hijos y su patrón en la boda de Nathán el segundo mayor que viste de Smoking y que esta igual de feliz que todos los demás. No me acuerdo del chiste que contamos durante la foto, pero seguro había uno en el aire, siempre hay uno, aunque para la foto hayamos tenido que guardar un poco las formas

Voy a empezar por mi padre al centro de sus seis hijos.

Dani, David, Jacobo, Abraham, Nathán, Ari y Jerry

En la foto de izquierda a derecha: Dani, David, Jacobo, Abraham, Nathán, Ari y Jerry

El Grinberg de las Galaxias

Abraham hijo de Samuel David, nacido Warshavsky en Sokoloff Podliansky y para poder llegar a México rebautizado como Abraham Grinberg, aunque al desembarcar en Veracruz en 1929 su padre logro que el Warshavsky se le quedará de segundo apellido, debido a que en Polonia se usa solo uno y en México dos. Es por mi, conocido simplemente como Abraham mi papá.

Llego a la Ciudad de México a los siete años y fue directo a estudiar en la Primaria Pública, en donde se le conocía paradójicamente como: El Polaco y digo paradójicamente porque en Polonia era: El Judío.

Luego paso al Colegio Israelita de México en donde estudio hasta la secundaria. Jugador de fútbol y de frontenis, el deporte siempre lo llamaba y lo hacía inmensamente feliz. Tengo que decir que herede su amor por las actividades físicas especialmente por cualquiera que incluya una raqueta.

Se dedico al negocio de la piel para zapatos y chamarras, empezó a trabajar con su padre para luego independizarse con su propia peletería en la Calle Republica del Salvador en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

A mediados de la década de los cuarenta se caso con su gran amor: su prima Estusha, pasando sus mejores momentos en el paradisiaco y entonces aún pequeño puerto de Acapulco. De hecho toda su vida considero ese lugar como el mejor destino posible para pasar unas vacaciones. Yo me tardaría quince años en conocer otra playa, en un país con miles de kilómetros de litoral en dos océanos.

A Abraham y a Estusha la vida les sonreía, habían tenido tres hijos: Jacobo, Nathán y Jerry. Lograron comprarse una casa, eso si, en una colonia lejana y recién inaugurada de nombre Polanco. Para quién no conoce el DF, esa colonia es hoy en día el corazón financiero del país.

La pareja de jóvenes, guapos y prósperos se encontraron de pronto frente a la inexplicable aparición de un tumor cerebral en Estusha. Todo cambio de repente. Las risas se convirtieron en dolor, las vacaciones a Acapulco en visitas a especialistas de México y Estados Unidos y la familia se reunía ahora alrededor de la cama de una bella mujer que se marchitaba con los días.

Jerry y Nathán, aun más pequeños que Jacobo, jugaban en el Jardín mientras el hermano mayor pasaba horas acompañando a su madre y preguntándose que pasaría dentro de su cabeza, de su cerebro, de su mente y de su consciencia que iba y venía.

Después de mucho sufrimiento y unos meses después de la Fiesta de Bar Mitzvah de Jacobo, la muerte visito la casa de Sócrates 308.

Mi padre Abraham nunca superaría esa experiencia, dejo a los tres niños con la mínima atención, hoy se que era incapaz de hacer otra cosa, e intento cerrarse las heridas olvidando y para olvidar se caso muy poco tiempo después con Tova.

Lo primero que hizo al llegar del viaje de luna de miel, la segunda mujer de mi padre fue dejar la casa de Polanco para no cargar con los recuerdos y despedir a Petra que más que una Nana era un gran vinculo de amor para los niños.

De vuelta en la Colonia Condesa nació Ari, el cuarto de mis hermanos. Pero Tova y mi Papá no se llevaron nada bien. Se divorciaron al poco tiempo y Tova se llevo a Ari sin que mi padre hiciera nada para evitarlo. Al cortar todo vinculo con su segunda mujer, lo corto también con su hijo. Tanto, que al poco tiempo Tova le cambio el apellido a Ari, poniéndole el de su segundo esposo: Telch. Por eso tenemos un hermano que no se apellida Grinberg.

De nuevo solo, mi padre tardo poco en conocer a su tercera mujer, Kemy, mi madre. Recién llegada de Beirut y rondando los veinte años, mi mamá se enamoro de mi padre que se aproximaba a los cincuenta. Se casaron y nacimos Dani y yo.

Pasaron unos primeros años muy felices de vuelta en Sócrates 308, mi padre encontró la serenidad que le faltaba y logro hacer una rutina perfecta de frontenis muy temprano en la mañana, trabajo hasta las seis de la tarde, algunos momentos de domino y cartas y muchos de televisión. Días tranquilos que terminaban en la cama con alguno de sus libros de su fabulosa colección de ciencia ficción, los cuales para mi alegría le encantaba contarnos a Dani y a mi cuando íbamos a darle el beso de las buenas noches. Todavía hoy sueño con marcianos, invasiones a la tierra y viajes por las estrellas.

¿Y vacaciones? Por supuesto en Acapulco, frente a la Playa de Hornos, en un hotel vecino de un frontenis en el cual empezaban los días.

Sin embargo, la enfermedad llego otra vez a la casa, esta vez era silenciosa, por momentos imperceptible. Siempre era demasiado tarde cuando se manifestaba en un brote psicótico acompañado de una euforia inexplicable que se traducía tarde o temprano en violencia especialmente dirigida contra mi madre. No eran golpes, era algo peor, era una forma única de culparla de todo, de dejarla sin ningún apoyo, de devaluarla sin posibilidades de recuperarse, de aplastarla. Nunca he sentido nada más horrible que cuando escuchaba los gritos de mi Padre, escondido detrás de una puerta, de una columna o hasta debajo de la cama.

Como hijo tengo que agradecerle a mi padre aparte de la vida muchas cosas: el amor por el deporte, por la lectura, mi sustento, mi educación y la libertad de no tener un yugo religioso pero conservando la riqueza cultural que me vincula a mi pueblo de origen.

Pero no he podido (aunque no dejo de intentarlo diciéndome que estaba enfermo) perdonarle las agresiones a mi mamá.

Sus últimos años no fueron felices, mi mamá no soporto más y lo dejo, vendió la casa de Sócrates, los hijos hacíamos nuestra vida, su salud mental pendía siempre de un hilo, su hígado ya no aguantaba después de tantos años de litio para estabilizar su Manía Depresiva y el sistema respiratorio se le iba deteriorando. Además no había visto a Jacobo, su hijo mayor en años y nadie se atrevía a decirle que estaba desaparecido.

Yo estaba recién casado y Mery mi mujer se había quedado embarazada. Finalmente conseguimos una residencia para mi padre que combinaba ayuda de psiquiatría con cuidados para su avanzada edad. Pase por él una mañana a su departamento y lo convencí de ir a la residencia, hicimos las maletas y nos fuimos a Cuernavaca. Recuerdo tan bien el camino, es como si cada poste, cada convoy del metro en dirección contraria sobre Calzada de Tlalpan, cada trailer que pasamos, cada árbol de la subida a Tres Marías, hubieran decidido quedarse en mi cabeza para siempre.

Cuando llegamos a la residencia, yo supe que mi padre estaría bien en medio de flores y música clásica, lo que nunca me imagine es que sería por tan poco tiempo. Desempacamos y lo acompañe a que se tomará una Coca con limón, le dije que iba a ser abuelo de su primer nieto varón, se puso feliz.

–  Tu si saliste a mi ¡ tu si sabes hacer hombres ¡

Lo abrace, nos despedimos, me regrese al DF a hacer telenovelas. Me esperaba una grabación nocturna, personajes de cartón se tenían que bajar y subir de sus coches, taxis, motos.

Mi hermano Dani lo fue a ver el domingo siguiente y regreso tranquilo. Pero unos días después, le llevaron el desayuno y se sentó a comer en la mesita de su cuarto, cuando regresaron por los platos, Abraham Grinberg Warshavsky descansaba en paz.

-Papá, no se como le hice para que salieran varones, pero tengo dos niños a los que adorarías. Tu apellido, el que te salvo la vida, ahora vive en Europa de nuevo y yo te extraño cada vez que le invento un cuento a tus nietos, historias que no se comparan en nada con las tuyas, con tus extraterrestres, tus viajes por el tiempo y tus cohetes intergalácticos.