Archivo por meses: noviembre 2009

El Sembrador de Estrellas

El «Sembrador de Estrellas » es una estatua que está en Kaunas, Lituania. Durante el día puede pasar desapercibida, como muestra la foto.

Un bronce más, Herencia de la época soviética:

Día:

Pero cuando la noche llega, la estatua justifica su título.

Como dice su nombre pasa a tener sentido.

Vean entonces la foto en la noche:

Noche:

L@s invito a sembrar estrellas, aunque a simple vista no se vean.

"Vivimos en un mundo en el que nos
escondemos para hacer el amor... 
pero la violencia se practica a plena luz del día" 
-John Lennon-
Gracias a Karmina por enviarnos las imágenes y las reflexiones y gracias
a ti, desconocido del parque de Lituania, por la magia de tu imaginación.


El Abuelo Que Se Volvió Grinberg

Queridos lectores, se que consideran que debí haber empezado por aquí, pero pienso que no hubiera sido interesante. Hoy por hoy mi familia solo es una más de las de tipo extraño que abundan por ahí. Es más, tal como están las cosas, ya tener una familia, sea como sea está, es ganancia. Así que, sin darle mayor importancia empecé a contar de todos usando sus nombres, sus diminutivos y sus sobre nombres, con lo que comprendo la confusión general.

Voy a empezar entonces por relatar la historia de la familia desde mi punto de vista y guiado por la línea familiar Grinberg remontándome lo más posible en el pasado.

Así hacemos un mapa para comprender mejor a los múltiples personajes del blog.

Yosomos también lo que llevamos en la mochila del pasado. Dentro cargas pesadas y ligeras viajan de generación en generación y casi sin darnos cuenta vamos dejando por el camino, como si fueran una señal, parte del contenido y así mismo metemos cosas nuevas o prestadas por el viento de los lugares en donde andamos y que se vuelven parte de la mochila, que a su vez pasamos a nuestros hijos, amores, amigos, lectores…

El Abuelo Que Se Volvió Grinberg

Mi abuelo Samuel David Warshavsky nació en un pequeño pueblo cercano a Varsovia de nombre Sokoloff Podliansky. Hijo de un rabino estudioso y escritor de libros de comentarios de las escrituras, decidió dedicarse a los negocios, abriendo una peletería en el pueblo.

Con los años se caso y tuvo cuatro hijos, el único varón fue mi padre Abraham.

A mi abuelo le empezó a ir muy bien, tanto que los recaudadores de impuestos polacos no le quitaban el ojo de encima, hasta que lo obligaron a pagar una suma que no tenía y como no la pagaba, las autoridades le denegaron el permiso para poder sacar un pasaporte para él y su familia, de esta forma se aseguraban de que no dejaría el país.

Así las cosas, una mañana leyendo el diario en Yiddish que se editaba en el pueblo, mi abuelo se encontró con un anuncio sorprendente:

“México, país americano con las mejores oportunidades, abre sus puertas a la emigración europea. Especialmente son bienvenidas las familias judías

Firma: Plutarco Elías Calles. Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”

Mi abuelo leyó una y otra vez el anuncio.

–       ¡ Hay un país en el mundo que quiere a los judíos y no solo a los que ya viven ahí, si no a los de Europa, a los de Polonia, a los de Sokoloff Podliansky, es decir a mi y a mi familia. !

Estaba claro, tenían que emigrar al paraíso terrenal. Pero ¿Cómo?

Les habían quitado el permiso para sacar el pasaporte y no podían salir de Polonia. La cabeza de mi abuelo daba vueltas y vueltas hasta que entro un vecino a la tienda.

–       Samuel David, se murió tu tocayo Grinberg,  el pobre hombre, quince años enfermo y nadie quién le llore, cierra, cierra, vamos al entierro.

Mi abuelo bajo la cortina de la tienda y salio a acompañar al cortejo. Luego del entierro ofreció su casa para rezar durante los siete días de luto y una vez concluidos, se ofreció también a hacerse cargo de los tramites de defunción.

Una mañana se levanto temprano para viajar a Varsovia y encargarse de todo el papeleo. Mas al bajarse del autobús que lo llevo a la capital, le vino repentinamente una idea a la mente.

Fue a retratarse, espero dos horas de revelado, pidió permiso para entrar al baño del estudio fotográfico, saco una pequeña navaja, tomo el pasaporte de Grinberg, le quito la foto y en su lugar puso la suya.

Salio al ajetreo de Varsovia. Se hablaba y se gritaba en Yiddish y Polaco por igual, se ofrecía pan de los pueblos cercanos, los anarquistas discutían con los comunistas, el teatro en Yiddish anunciaba un circo judío, música Kleismer sonaba a cambio de unas monedas y un profesor sentado en una banca ofrecía clases de Esperanto, el idioma de la paz.

Pero la mente de mi abuelo, recién autobautizado con un nuevo apellido, caminaba ya por las calles situadas a espaldas del Palacio Nacional, donde gobernaba el presidente Calles que había escrito aquella nota publicada en el diario local de su pueblo.

Y la familia llego a la capital mexicana en donde fueron muy felices, pero además, en donde se salvaron del asesinato masivo que dejo a aquel pueblo sin un solo judío y que, por si fuera poco, sepulto la tumba donde esta enterrado el Grinberg original, debajo de toneladas de basura.

Muchos años después, el heredero del Presidente Calles ordenaba disparar contra los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la Ciudad de México celebraba los Juegos Olímpicos izando una bandera manchada de sangre y en un hospital de la Colonia Roma nacía un niño con los mismos nombres de su abuelo ya fallecido: Samuel David, mejor conocido como David o Dudi, para mi simplemente yo y que escribe estas palabras que ahora lees.

26 de noviembre de 1994

26 el 26

Lo que había sido mi vida hasta entonces estaba cambiando tan rápido que literalmente el suelo se movía bajo mis pies.

Mi madre había decidido divorciarse y se salio de la casa de todos en Sócrates 308, la cual yo también había dejado unos meses antes para irme a vivir con mi hermano Ari y mi padre pasaba por un brote maniaco depresivo que lo tenía entrando y saliendo del hospital psiquiátrico.

¿Y México? ¿Qué se puede decir de su 1994? Mientras en las primeras horas del año el gobierno festejaba la entrada del país en el TLC (que era según ellos la puerta al primerísimo primer mundo) el EZLN le declaraba la guerra al estado, armado con rifles de madera pero sobre todo con una avanzada arma secreta: ¡ los  emails ! que salían desde Chiapas a todas las agencias de noticias internacionales y que nos harían saber a todos -incluso a los mexicanos- que el periodo de paz (si algún día hubo tal cosa) había llegado a su fin. La confirmación de que México ya no sería el mismo llego desde la cúpula del poder y su partido con los subsiguientes asesinatos políticos jamás esclarecidos.

Yo acababa de terminar la carrera de comunicación y el trabajo de periodista que encontré empezaba a las cinco de la madrugada cuando yo me acostaba tres horas antes después de ensayar teatro por las noches.  Así que vivia en un estado de zombie perpetuo. Además había viajado a hacer un documental a los campos de exterminio nazis y calificaba material espeluznante para su edición. Y por si fuera poco, la mujer que había estado conmigo durante siete años ya no se veía en mis ojos y decidió dejarme.

Era sábado y mi mamá había hecho una comida para la familia en su recién alquilado departamento de la Colonia Granada. Aquella tarde mientras llegábamos uno a uno ya nos esperaba Jacobo que había sido , cosa rara, el primero en llegar solo, sin su esposa Tere.

Vaya sorpresa y además me tenía preparado su última publicación: “El Yo Como Idea”,  un abrazo y empezó a escribirme una dedicatoria.  Me dio el libro y empecé a  hojearlo , me atrapo de inmediato, así que seguí leyendo mientras los demás iban llegando y charlando.

Me enfurecí por primera vez en mi vida (y creo que será también la única) con mi hermano mayor, no podía entender cómo se atrevía a renunciar incluso a si mismo,  cómo aquel genio que llevaba publicados más de cincuenta libros decía tan tranquilamente que hasta el mismo era una idea, de alguien más que tenía una idea, de alguien más que tenía una idea, de alguien más que tenía una idea y así hasta el infinito.

Como hermano me dolía escuchar que renunciaba a si mismo, pero en realidad lo que me ponía así de mal -hoy lo se- era una premonición que se cumpliría tomando en cuenta que esa fue la penúltima vez que lo vi.

A la hora del café turco y mi pastel de 26 años cumplidos el 26 de noviembre, quedamos todos en encontrarnos dos veces en los próximos días, la primera en el estreno de una obra en la que trabajaba y la segunda el 12 de diciembre para festejar el cumpleaños precisamente de Jacobo. Me despedí seguro de verlo en su cumpleaños y seguro también de que no llegaría al teatro. Me equivoque por doble partida.

El  día de mi estreno Jackie llego media hora antes del comienzo y aprovecho para hablar con Jerry nuestro hermano y con mi mamá Kemy. Les dijo que tenía miedo de su esposa Tere, que incluso ya no dormía en su casa prefiriendo pasar la noche en el coche. Luego, a solas con Jerry, le agradeció que lo hubiera rescatado años antes durante su viaje a la India y le comento que quizás necesitaría su ayuda otra vez.

La obra se termino y Jacobo se acerco a felicitarme, recuerdo las cosquillas de su gran barba negra al darme un cariñoso beso.

El 12 de diciembre de 1994 como cada año en México, millones de hogares festejaban a sus Lupitas mientras un pastel se quedaba con las velas intactas, Jacobo no había llegado y no llegaría tampoco a sus próximas catorce fiestas de cumpleaños.

Juanacatlán

Hacía varios años que la Avenida Juanacatlán de la Colonia Condesa había cambiado su nombre por el de Alfonso Reyes el ilustre escritor vecino del barrio. Pero en mi familia la calle sería siempre Juanacatlán ya que ahí mi abuelo había construido con el dinero del premio mayor de la Lotería Nacional, un singular edificio de  departamentos justo al lado de la gasolinera de la esquina con Tamaulipas. Mi padre había heredado uno de los departamentos y a su vez se lo había regalado a (Jackie) Jacobo. Esta historia comienza precisamente ahí a finales de los años setentas.

Yo, de once años, estoy sentado intentando hacer flor de loto en el centro de la cama. Encima de mi se alza una estructura piramidal de metal que me conecta con las estrellas mientras una máquina sacada de la serie Perdidos en el Espacio emite Ondas Alfa con una frecuencia de 8 –12 Hz para provocar estados de relajación. Procuro seguir las instrucciones de mi hermano que para entonces había abandonado la meditación trascendental y experimentaba una técnica tibetana que consiste en aspirar por la nariz mientras imaginamos que el aire entra por el ombligo y exhalamos igual por la nariz imaginando que el aire sale por la cabeza disparado como un  cohete. Además imaginamos que entra un problema con la inhalación y así mismo es expulsado por la exhalación. Si el problema es muy grande hay que repetir varias veces el proceso. Es una meditación para alejar las preocupaciones y aunque por supuesto no sirve para solucionar los problemas, si ayuda a abordarlos con más tranquilidad.

Inhalo la bicicleta Bennoto de velocidades de mi hermano Nathán que me robaron por un descuido y la exhalo.

Inhalo el examen de matemáticas que había reprobado y lo exhalo.

Inhalo a Ilana, la más guapa de mi clase y que no me hace ningún caso y la exhalo.

Inhalo las salvajes peleas a golpes con mi hermano Dani y las exhalo.

Inhalo los gritos de mi papá a mi mamá y los exhalo.

Inhalo los gritos de mi papá a mi mamá y los exhalo.

Inhalo los gritos de mi papá a mi mamá y los exhalo.

No puedo pasar ese momento de la meditación y corro a ver qué hace Jackie, que ha escuchado mis pasos desde la sala y  me propone tocar los bongos, toma un par, me da otro a mi y nos sumergimos en un universo de ritmos que nos mantiene tocando los pequeños tambores por más de una hora. Y nada más importa, de hecho nada más existe, solo dos hermanos jugando a ser percusionistas.

Tocan el timbre, vienen por mi, con tristeza me despido y mientras bajo las escaleras se que algo ha cambiado.

Desde entonces llevo conmigo un refugio portátil para cualquier situación y lugar del mundo donde me encuentre. Aún hoy con otros problemas y otras preocupaciones, medito, paso tiempo conmigo mismo, estoy solo en el aquí y ahora. Y ese mismo aquí y ahora lo comparto con mis actores actuando en el escenario o con mis hijos jugando en el parque (es lo mismo jugar y actuar). Entonces soy yo de nuevo porque he dejado de ser, al menos por unos instantes, incluso yo mismo.

La Batalla por el Templo (Completo)

A petición popular y para mayor facilidad de nuestros lector@s,  Yosomos edita en una sola entrada las cinco partes de la «Batalla por el Templo» del joven director mexicano de documentales Ivanov Marmolejo.

El video, basado en uno de los libros más entrañables de Jacobo Grinberg Zylberbaum con el mismo titulo, los dejará seguramente asombrados.

Un abrazo para tod@s

Video Teatro Cuántico

El estreno de Teatro Cuántico en Barcelona nos permitió a todos los participantes emprender un viaje desde la estrella más lejana hasta el corazón del personaje y desde el interior de los átomos hasta nuestra consciencia de observadores indispensables.

Y a mi me permitió aterrizar en el aquí y ahora, meses de lectura y reflexión probando que funciona, que el conocimiento se transmite a través del juego, la risa y la magia del escenario.

Me ilusiona la posibilidad y las ofertas para llegar con este taller a diversos puntos de México y de España. Así que si a ti también te interesa querid@ lector@, no dudes en ponerte en contacto.

Les comparto algunos breves momentos.

Un abrazo