Termina un retiro de Yoga a las afueras de Valle de Bravo, nos quedan un par de horas de descanso antes de regresar a la ciudad, el río me llama y comienzo a caminar, voy contra su cauce hasta que llego a una hermosa cascada, no continuo ya que algo me dice que debo cruzar el río y subir una pendiente, no lo proceso, solamente lo hago.
Dos noches atrás, una profunda meditación en el bosque me mantuvo por más de una hora en un estado nuevo e increíble para mi, es decir soñando despierto, gracias a la técnica del Yoga Nidra.
Al saltar el río, un tronco en el suelo me invita a meditar, me siento y acompaño mi profunda respiración con una mirada de ojos entreabiertos. De pronto aparecen todos los tréboles y todos tienen cuatro hojas, por segunda vez en mi vida estoy en un campo así, más de veinte años han transcurrido desde que los vi en Safed.
Y en el mapa temporal dos puntos se unen para recordarnos que también el tiempo-espacio podría plegarse.
No se trata de superstición, mas bien de lo difícil que es encontrar algo y como de pronto la abundancia de lo imposible se hace presente.
Feliz vida queridos lectores.