Carta 1 a Jacobo Grinberg Z

Querid@s lector@s:
 
Retomando la sección «Cartas a Jacobo Grinberg» les comparto el siguiente texto de uno de sus colaboradores de la UNAM, se trata de Manuel González Oscoy, al que damos una calurosa bienvenida a Yosomos.
Espero disfruten la carta tanto como yo.
 
 6-06-07.

Mi buen Jacobo:

Han pasado ya doce años desde tu desaparición. El 8 de diciembre de 1994 fue el último día en que supe de ti, el día 12, día de la Virgen de Guadalupe, era tu cumpleaños y tu familia te estaba preparando una fiesta a la que nunca llegaste. No era raro en ti, y más sabiendo que en pocos días te marchabas al Tibet. Al principio todo mundo supo que así había sido, ya tenías los papeles y habías comprado los boletos.

Eran pocos días antes de salir a las vacaciones de diciembre, la UNAM iba a estar cerrada por tres semanas y cada uno de los del laboratorio ya teníamos planes: Leah, la bailarina de danzas tradicionales judías, Luis el poeta que hacía aikido y pensaba irse a Londres para seguir  estudiando, Ruth la psicóloga alegre con gran facilidad para el yoga, Dulce la sufí que después se volvería tu cuñada, Alejandro que pasaría de la psicología a la psicoterapia por el arte y yo simplemente un hombre bueno como me pusiste en tu última dedicatoria.

San Manuel Bueno como la novela de Unamuno. Faltaba ya el otro Manuel el genio autodidacta apasionado de las motos.

Éramos junto con otros  los del laboratorio, tus alumnos, tus colaboradores y algunos -a la larga- tus discípulos.

Había otros como Arturo y Juan, aquellos con quienes me invitaste a conocer a Carlos Castaneda; Tere tu esposa o Terita como la nombrabas y obviamente Estusha, la grande y querida Estusha, tu hija.

Por el lado de tu casa tus hermanos: Nathan, Jerry y Ari el actor atormentado por su trastorno bipolar que un día nos regaló el gran gusto de oir parte de tus teorías en medio de la telenovela de moda “Mirada de Mujer”.

No diré que somos tus huérfanos o tus deudos al estilo de las viudas de Colosio, somos más bien tus añorantes.

Cada uno hizo su vida: Leah se fue a Florida, Manuel escribía reseñas sobre video juegos, yo llegue a ser funcionario universitario y Estusha sigue dedicada a su gran amor: la música y más todavía a sus otros grandes amores: Leilani e Ixchel, sus hijas, tus dos preciosas nietas a las que no conociste.

Han hablado de ti en España, en la Interpol y hasta en “La Mano Peluda” un programa radiofónico de lo sobrenatural muy conocido.

Has sido secuestrado, torturado, asesinado. Te vieron ayudando a Marcos en la revolución zapatista y caminando con un turbante más y 15 kilos menos por las calles de la Condesa. Se culpó de tu desaparición a Carlos Salinas de Gortari, a la NASA, a la ETA y al gobierno secreto atrás de los Hombres de Negro. Eres ya un Iluminado, un Trascendido, alguien que se fugó de la Realidad por una puerta interdimensional  en las montañas de Tepoztlán, por ahí entre la ventana y la poza de Quetzalcóatl.

Eres ahora un referente New Age, un mártir de la ciencia, el gran psiconeurofisiólogo mexicano que, en las neurociencias, descubrió petróleo y no le alcanzó la vida para refinarlo. Eras sí un neurótico iluminado, cronista de Pachita la chamana norteña y aprendiz de Don Panchito, el sabio nahual maya pero, siempre, cuando menos para mí, mi Querido Maestro mi buen Jacobo.

Manuel González Oscoy

 

 

 

6 comentarios en “Carta 1 a Jacobo Grinberg Z

  1. Gr4cIaZ 😉

    ॐ भूर्भुवः स्वः
    ॐ तत् सवितुर्वरेण्यं
    भर्गो देवस्य धीमहि
    धियो यो नः प्रचोदयात्

    PORQUE… «Un cerebro de alta neurosintergia es un cerebro más lleno de luz” (Grinberg, 1994)

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